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3 Episodios de la Nueva Normalidad Chelera

  • Foto del escritor: charliechelasblog
    charliechelasblog
  • 9 sept 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 9 may 2022


Como muchas cosas en el último año y cacho, la vida ha dejado su andar antiguo por tomar un paso más precavido gracias a un tal Covid 19. Para muchos fue un martirio, y para otros un pequeño goce culposo, pero definitivamente, un enorme cambio para cualquier habitante de este planeta. Y la vida de los fans de la chela, se quedó atrás: pasamos de rondar los bares a chelear en casa, de comprar en depósitos a ordenar por internet, de abrir y cerrar festivales a simplemente soñar con que solíamos abrir y cerrar festivales.

Pero ahora que los semáforos cambian, con buenas razones o no, estoy saliendo mucho más. De repente se me olvida el cubrebocas, ya no veo los tapetes con limpiador, la temperatura se toma igual que un saludo mal dado, etc. Se siente como si de repente Covid nos diera rienda suelta a ver si de verdad aprendimos.


Sea o no una prueba del destino, la normalidad ya está permitiendo salir con más libertad, pero para mí no fue fácil. Acá les dejo tres episodios de los pasos que fui dando para adaptarme a la que me gusta llamar La Nueva Normalidad Chelera.


Episodio 1 El chelas afterwork, pareciera que a penas las descubrí.



Con más temor a ser juzgado que de contraer el virus, cerca del inicio del otoño del 2020 me decidí a salir. Ayudó también que los días del Home-office se acabaron y que realmente ya no podría solo ir a trabajar y regresar a casa. Una de las necesidades básicas del humano que apenas descubro – irónicamente - es la variedad y la necesitaba ya. Pero claro que me enfrenté al inminente “no es lo mismo”: No poder saludar con el cariño adecuado a los viejos amigos, los horarios aún más limitados de consumo, la escasez de ciertas chelas, ya que muchas cervecerías estaban resintiendo el cambio.

La primera chela anterior tuvo que ser una nada improvisada y planeada con días de anticipación a un destape de Colombo en Malta 33. ¡Qué glorioso volver! Ver caras conocidas y caras nuevas, probar una muy buena cerveza nueva – stout con cajeta. Pero por dentro aún achacaba la ansiedad de que al volver ninguno de los bichos mortales debía pasar por la puerta.

Episodio 2

El chelas en familia, para jugar, reír y llorar.



Comenzó la época de los botonazos –la que tal vez vuelva o tal vez no. De vez en cuando me olvidaba nuevamente del afuera y hábito de los pedidos por internet o paradas express a Vinos y Más o Craft se reforzaba. Poco a poco los cumpleaños celebrados en incómodas llamadas de Zoom, Google Hangouts o WhatsApp de repente se volvieron presenciales. Se hicieron presentes tanto los tíos y tías no creyentes de la pandemia como los que su hartazgo del encierro era mayor a la ansiedad del contagiarse.


Comenzaron los terrazasos, las carnitas asadas petit comité y las caguamas para cuatro. Todo casi como si fuera clandestino. Cuando menos lo esperaba, ya estaba tomando la tradición de dormir en el sillón de casa de mis primos mientras intentaba presentarles las IPAs de temporada –misión en la cual fracasé –, y al amanecer los tacos para sobrevivir un domingo.


Episodio 3

El cheleo vacunal. El que creímos era la libertad total.



Con el inicio de las campañas de vacunación se vino el momento más esperado por los que rogamos por algo de normalidad nostálgica. Aunque la vacuna implicaba, no solo algo de ayuno chelero, sino una espera más desesperante a que el grupo de mi edad pudiera ser acreedor a la vacuna. La espera terminó siendo aún más larga, pues fue en este preciso momento que viví el Covid de la manera más cercana posible, iniciando con un dolor de cabeza y terminando con casi un mes de encierro total. Ahora no solo estaría en mi casa, el nivel aumentaría habitando únicamente las 4 paredes de mi cuarto.

A pesar de que afortunadamente fui tratado como rey durante estos días por mi mamá, no era solo mi cuerpo el que se había debilitado, los dolores de cabeza y fiebre eran tal que no me dejaban pensar claramente. No quería hablar con nadie, perdí el gusto, el olfato y el apetito, era toda una proeza levantarme de la cama. Una vez que pasó lo peor, el verdadero reto se presentó en forma de veinte días y una prueba de negativa que los volvió en 30.


Ahora que esoty a punto de terminar la sentencia y esoty recuperando mis sentidos favoritos y mi buen humor, la única conclusión que puedo sacar de estos 3 Episodios es que cada momento es precioso y es imposible saber cuándo se suspenderán momentánea o definitivamente.


Muero de ganas por un café mañanero con mi pareja, una buena comida con mi madre y una excelente chela con los amigos, y cuando sucedan, sé que no serán lo mismo porque como el mundo y yo, cada momento es único.

 
 
 

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